La crema catalana es un postre de cucharada de origen español. La versión ligera de esta crema se obtiene hirviendo la leche con canela, añadiendo almidón y cocinando todo bajo la parrilla. Este postre, muy sencillo y sabroso, se asemeja a una base suave y cremosa, rematada con una película crujiente de azúcar caramelizado. Por su sabor sublime y ligero, la crème brûlée ligera es apreciada por todos.
Para preparar la crema catalana ligera, comenzamos calentando 450 ml de leche. Luego, añadimos la rama de canela cortada a lo largo y la ralladura de medio limón. Llevamos todo a hervir y añadimos el edulcorante o el azúcar. Mientras tanto, derretimos la fécula, añadimos las dos yemas de huevo y mezclamos todo con la leche aún caliente, volviendo a ponerlo al fuego. Es importante mezclar hasta que la crema espese, pero sin que llegue a hervir.
Una vez lista, dejamos enfriar la crema, la extendemos y la guardamos en el frigorífico. La crema catalana se sirve en cuencos de barro y se espolvorea con un poco de azúcar por encima. Luego, se carameliza en el horno con la función grill activada.
Es interesante destacar que la crème brûlée tiene la particularidad de tener azúcar quemado en la superficie, lo que generalmente se hace con un soplete, aunque no todos tienen uno. Para conseguir el mismo resultado sin soplete, se puede precalentar el horno a 200°C. Se coloca la bandeja para asar en el horno lo más cerca posible de los elementos calefactores y se añade un poco de azúcar a la superficie de la crème brûlée. Además, se recomienda colocar un recipiente con agua en el horno junto a la crème brûlée, ya que esto ayudará a evitar que se seque. Se hornea durante unos cinco minutos a 200ºC y después se sirve.
Esta receta ha traspasado fronteras y otros países la disfrutan como postre para todas las ocasiones. La crème brûlée se suele servir en pequeños moldes individuales, y la crema catalana también se puede utilizar para decorar o cubrir todo tipo de pasteles y otros postres.